Se dará un plazo de 180 días para que aquellos profesionales de la salud que no cuenten con recetarios electrónicos se adapten al nuevo sistema.
A partir del 1 de julio las prescripciones de medicamentos, órdenes de estudios y prácticas deberán pasar al formato digital de manera obligatoria según lo dispone la Ley de Receta Electrónica, confirmó el Ministerio de Salud de la Nación.
Las jurisdicciones tendrán 180 días para avanzar en el registro de las diferentes plataformas digitales para emitir recetas y garantizar el acceso a medicamentos y prácticas médicas.
Durante este período de adaptación, las farmacias deberán seguir aceptando las recetas en papel. Además, la receta manuscrita permanecerá como condición de excepción en zonas sin conectividad.
La receta electrónica o digital es un documento digital de carácter sanitario, confeccionado y firmado por un o una profesional de la salud con firma electrónica o digital, mediante el que se prescribe a un o una paciente medicamentos o se indica cualquier otra práctica o prestación, según establece la Ley 27.553 de Recetas Electrónicas o Digitales.
Cuenta con una vigencia de 30 días para el caso de los medicamentos y de 60 días para otras prescripciones (como prácticas, estudios o prestaciones). Sin embargo, pueden extenderse recetas para tratamientos crónicos para períodos prolongados de hasta 90 días, de acuerdo a la Resolución 27/2022 del Ministerio de Salud.
El Ministerio de Salud de la Nación habilitó una página web de “Receta Electrónica” que cuenta con información, instructivos y requisitos para la población general, profesionales, farmacias y plataformas.
Por consultas puntuales, se encuentran disponibles la línea telefónica 0800 (0800-222-1002) y la casilla oficial de correo electrónico receta@msal.gov.ar.
Las ventajas de la receta electrónica obligatoria, según especificaron desde el Ministerio de Salud, trae con sí múltiples beneficios en comparación a la receta en papel, como la mejora la legibilidad y reduce errores de prescripción: aumenta la claridad de las recetas, minimizando los errores en la prescripción de medicamentos.
También previene adulteraciones, aumentando así la eficiencia y seguridad en la dispensación de fármacos y facilita la identificación profesional: permite una fácil identificación de los profesionales de la salud autorizados para prescribir medicamentos.
Además mejora del seguimiento de tratamientos y posibilita un control más efectivo del tratamiento de los pacientes, asegurando un seguimiento adecuado desde la prescripción hasta la dispensación.
Fuente: El observador