El robot, conocido como Nurabot, se basa en un modelo social previo de Kawasaki, llamado Nyokkey, utilizado en residencias y restaurantes. Esta versión ha sido adaptada específicamente a entornos clínicos: se desplaza de manera autónoma por los pasillos gracias a un avanzado sistema de sensores que detecta obstáculos, incorpora dos brazos capaces de manipular objetos y un compartimento interno para transportar medicación, muestras u otros materiales.
Aunque sus creadores aclaran que no busca reemplazar a médicos o enfermeras, Nurabot pretende asumir tareas rutinarias que consumen buena parte de su tiempo. Según estimaciones de Foxconn, su uso podría reducir la carga de trabajo de enfermería hasta en un 30%, una cifra significativa en un país donde la falta de personal sanitario es una preocupación creciente.
El desarrollo de este robot combina la experiencia de Kawasaki en robótica industrial con la capacidad de producción y el conocimiento en inteligencia artificial de Foxconn. En el proyecto también participa NVIDIA, que ha proporcionado las herramientas de IA necesarias para que el robot aprenda y actúe en tiempo real.
Además de guiar a pacientes, transportar suministros y asistir en la organización logística, el prototipo podría en un futuro explicar normas básicas de higiene o interactuar con los usuarios de manera más personalizada, aunque esas funciones todavía no están confirmadas en la versión inicial.
Más allá de los hospitales, Kawasaki y Foxconn ven en Nurabot la base de una nueva generación de robots destinados a entornos muy diversos. La idea es que la experiencia adquirida en clínicas sirva de prueba para que la plataforma se adapte a otros campos, como la atención al cliente o la logística.
El objetivo de ambas compañías es que el robot esté disponible comercialmente en Taiwán durante el ejercicio fiscal de 2026 y alcanzar unas ventas acumuladas de 200 unidades antes de que finalice 2027. De momento, no se ha hecho público el precio con el que saldrá al mercado.
Si el plan se cumple, en pocos años estos robots podrían convertirse en una presencia habitual no sólo en los hospitales taiwaneses, sino en otros sectores donde la asistencia automatizada gane terreno.