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El eterno resplandor de Kubrick

by Luciano Ingaramo

40 años después, la película “El resplandor” de Stanley Kubrick es un clásico que sigue brillando. El gesto con la sonrisa satánica de Jack Nicholson gritando la célebre frase “¡Aquí está Johnny!” marca el eterno resplandor del filme.

La perfección obsesiva del director, manías en la repetición de tomas llegando algunas a más de 100, lo convierte en un visionario para trabajar la demencia y los conflictos psicológicos.                                                                           

Kubrick, cineasta que nunca tomaba atajos, dejó librada al azar la sorpresa actoral. Su modus operandi ejerciendo presión sobre los actores, -para exprimir al máximo el potencial-, fue ilimitado.

El actor Jack Nicholson (cuyo personaje era el de Jack Torrance), percibió la personalidad de Kubrick al dejarlo actuar libremente. El éxito del protagonista, justamente fue dejar de usar el guión. En cambio, la actriz Shelley Duvall (cuyo papel era el de la esposa de Jack) no tuvo la misma interacción con Kubrick. Ella se sintió muy afectada psicológicamente, no pudiendo separarse del personaje. El momento en que Duvall estuvo tirada en el piso por una crisis nerviosa, tan sólo a unos metros de Kubrick, éste no se preocupó en asistirla. 

El resplandor del director, marcó durante todo el todo el rodaje claras diferencias entre ambos actores. En Nicholson, el resultado fue maximizar la internalización de la demencia del personaje. Transmite autenticidad en la interpretación, captando así la fibra más íntima del director. Dos citas suyas resumen su esencia: “En el cine no se intenta fotografiar la realidad, sino fotografiar la fotografía de la realidad”. “Cada escena ya está hecha. Nuestro trabajo es mejorarla un poco”. En contraposición, según testimonios de la propia Duvall, el trato diferencial con el director le despertaron sentimientos de celos, un golpe a su ego. De esta manera, el resplandor de su actuación se vio opacado.

Quizás en su época, no se entendió la genialidad visionaria de Kubrick al crear una película sobre la demencia, catalogada en el género de terror. Como expresó el cineasta Janusz Kaminski: “El resplandor es el ejemplo perfecto de un cine de terror que no usa los elementos visuales del género. Nada indica que es una película de terror. Al hacer eso, el miedo de los personajes se hace mucho más creíble”.

Pese a las críticas del autor de la novela (Stephen King), “El resplandor” logró convertirse en un clásico. El mayor mérito, tal vez no apreciado en su estreno en mayo de 1980, estuvo en no recurrir a la oscuridad para provocar miedo y tensión.

Una vez más, en su alto calibre como director de cine, Stanley Kubrick dejó como legado una pieza maestra vigente sobre la demencia y los conflictos psicológicos.

Luciano Ingaramo

 

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